He comenzado desvanecerme como un espectro.
Ya mis ojos han perdido
la capacidad de mirarte eterna
como antes, como ayer,
como hoy en la mañana
cuando serví nuestra última taza de café…
Al llegar la tarde, no existiré:
no seré recuerdo, no seré susurro;
sólo seré la mentira que suspiraste,
la impiedad del secreto;
un puñado de caricias en ruinas
perdidas en el viejo cuaderno
donde intentaste los versos
que esta noche, esta misma noche,
morirán sin rima.
Desilusión que anula, envuelve en dolor…
Versos intensos, tristes y bellos.
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Hola, Viviana. Gracias por tu comentario. Espero que sigas dando rodas por el blog. Un abrazo.
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Muy buena entrada!.
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